"En Ano, hermano, En Ano" - Jebús

Pues que me invitan y voy.

Se acaba la canción...

Entran un par de enanitos tocando trombones a una fiesta de un aclamado señor: el Don de Señores del Pueblo de Ayuquila. La esposa, una gorda fodonga con ceborreico de lama en las patas, se levanta y comienza el baile en la pequeña pista. Pura gente fea han invitado, hasta me da miedo voltearlos a ver... mejor sigo viendo a los enanos tocando el trombón.

Pero, que bien cantan estos cabrones, enanos pero con voz de trueno gordo!. No sólo cantan y tocan, también bailan chingada madre!.

Me han llamado a la puerta por un largo lapso de tiempo y me he perdido el fantástico show de los enanos. Ahora cuando regreso mi sorpresa es que el enano más guapo está cantando sólo. Un mariachi de gente alta, no como ellos, lo acompaña detrás. La trompeta solista comienza a caminar hacia el centro donde se encuentra nuestro pequeño y guapo enano cantor. El Trompetista llega hacia él y comienza a bailarle a su alrededor. De su trompeta comienzan a brotar destellos de luz: los murmuros de los asistentes se hacen notar, parecen disfrutar la fiesta. Termina la canción y el silencio total.

Es hora de la comida, han puesto un cassete con música semiarabecnofica para acompañar los alimentos. Dicen que esa música es clave para las fiestas grandes. Evita que la ingestión alcohólica se "pelié" con la ingestión de alimentos. En pocas palabras no permite, no deja que la gente se vomite en el pastel aún cuando estén tan pedos como el señor Papa Bienadicto en navidad.

Ah, pero que buena está la ensalada de Pollo Berraco. Esta es la mera razón por la que siempre vengo a las fiestas en el que el amaestrador de caballos y el charrito montaperros están juntos para decir: ¡Chinga tu reputa, reputísima madre!

Los ama Dios, el Rey de Reyes... y la Quina de Corazones y el Joto de espadas. Ya gané la lotería putos!