1 jun 2011

El cebollo

Es de noche y voy en mi trocona manejando por una larga terracería, de esas que te llevan a lugares muy recónditamente alejados del Dios soledad. Sólo voy dejando un putero de ráfagas de polvo detrás. Mi camioneta asusta a los pobres conejos que descansan después de chingarse a su amante coneja embarazada e hiperactiva; se encandilan pero yo sigo mi camino hacia San Miguel donde me esperan un chingo de morras trepadas en un camión cañero. Las vamos a ir a aventar a la presa de las piedras para que se den un chapuzón y ya no les huela mal su estado cabreico que andan manejando ahorita.

Por este camino, en noches como esta, dicen que se aparece el famosísimo Cebollo… ¿No sabes quien es el cebollo? – El Cebollo es un ente malévolo que vive dentro de las zanjas que dejan los camiones cañeros a su paso. Es un ser que busca venganza y no descansará hasta lograrlo.

Se cuenta que él era un joven apuesto que todos los días recorría este camino a pie. Iba a visitar a su novia que vivía en un poblado alejado a 6 kilómetros del suyo. Siempre se la aventaba a patín veloz hasta allá y ya de regreso en la madrugada se venía por este mesmo camino en completa oscuridad. Dicen que fue brutalmente atropellado por una pareja que venía en su carro haciendo cochinadas sexuales y se les olvidó mirar el camino.

El Cebollo fue returchirado y brutalmente aplastujado por culpa de unos calenturientos. Después haber quedado tirado, atropellado y completamente churido a un lado del camino; un perro calientote que rondaba por la noche fría, decidió frotarse contra él provocando un acto sexual impredecible y sucio. El semen del perro logró hacer una reacción fisiológica en el cuerpo sin vida del Cebollo y por eso nada más, revivió todo encabronado y en busca de venganza.

Su apariencia es repugnante… su cabeza está toda acicalada de sesos y sus brazos reventados en sangre reseca. Por eso creo que le dicen así, el “cebollo”, porque te dan ganas de llorar y cagar cuando lo miras.

Todas las noches, por este camino suele aparecerse por lo menos una vez. Se trepa en los cofres de las camionetas y ocasiona que se estampen en los árboles de este viejo camino. A la fecha ha ocasionado 1,567 accidentes y 345 muertes. Yo ahora manejo por aquí mismo y no tengo nadita de miedo. Yo, al pinche cebollo, no le temo. Por eso mismo voy por las morras y el camión cañero, para hacer un zanjonón, provocarlo y matarlo de una vez por todas.

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